Una historia que comenzó con un minigolf que Hans Schilling, un médico homeópata alemán y su esposa Marketta construyeron a fines de la década de 1950, tras enamorarse de la cala Montjoi de Roses en Girona.
Después el minigolf se convirtió en un chiringuito, una choza que sirvió de lugar de encuentro de bañistas y submarinistas.
Conocido en Roses como el "bar Alemán" paso a llamarse El Bulli. Nombre elegido por el matrimonio alemán que tenía perros bulldog franceses, a los que coloquialmente se llama "bulli".
Y es que la historia de este restaurante puede escribirse a través de su oferta gastronómica, pero también de una serie de anécdotas. Como la curiosa incorporación de Ferran Adrià a la plantilla del restaurante.
Nota: Próximamente se estrenara el documental: El Bulli: Cooking in Progress.
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Muy curiosa la historia inicial, de chiringuito donde te tomabas una caña con tapa por unas pesetas a restaurante con listas de espera y ahora fundación. Fundación, todo hay que decirlo, que huele un tanto a rancio, aunque quizá ese olor se deba a la neococina que este químico obra entre fogones.
ResponderEliminarUn saludo ;)