4 de noviembre de 2008

De como un ciego se convirtió en el mayor viajero de la historia

James Holman conocido como el Viajero Ciego, nació en Exeter el 15 de octubre de 1786. Con apenas 13 años ingresó en la armada británica. En 1810, siendo teniente de navío, con 25 años contrajo el escorbuto que lo dejó ciego. Como reconocimiento a su valía se le nombro Caballero Militar de Windsor. Al pertenecer a esta orden de militares retirados se le concedió una pensión vitalicia y alojamiento en el Castillo de Windsor. Solo estaba obligado a asistir a la iglesia dos veces al día y rezar por la reina y sus Caballeros de la Orden de la Jarretera. Pero esta vida tan apacible no era lo que deseaba James Holman.


James Holman en 1830. Cuadro de la Royal Society pintado por George Chinnery en Cantón (China).

Al acabar los estudios de medicina en Edimburgo, un día comentó a sus amigos que se marchaba a Francia e Italia. Sólo hablaba inglés pero no le importó. Así fue como comenzó el que ha sido considerado junto con Marco Polo y Mungo Park, uno de los mayores exploradores de la historia y todo ello siendo ciego.

El primer viaje, le llevo por media Europa. Llego a escalar la cúpula de San Pedro en Roma tras argumentar que, como no veía, sería igual que hacerlo por un mástil. Dijo lo mismo cuando se paseó por el cráter del Vesubio.


Después de tres años viajando, volvió a Inglaterra y unos meses después, embarcó hacia Rusia. Desde San Petersburgo, emprendió un periplo de 3.500 millas rumbo a Irkutsk, y lo hizo a pie, a caballo y en coche. Al llegar allí, como no tenía permiso de viaje, fue arrestado por la policía del zar que dudó de su ceguera y lo acusó de espionaje. Se le envió a Moscú donde pasó 18 meses en la cárcel antes de ser deportado a Polonia.

Al regresar a Inglaterra, dictó el relato de sus aventuras y se hizo famoso. Dos años más tarde se marchaba de nuevo a una serie de viajes que lo llevaron a África, Suramérica, Australia, India y China, y su paso dejó huella: en lo que hoy es Guinea Ecuatorial, el gobierno británico puso en su honor, su nombre a un río, por su lucha contra la trata de esclavos en la región.


En la India intentó cazar tigres a lomos de elefantes, y en Australia atravesó el Desierto Central en compañía de una tribu de aborígenes que lo alimentaban con termitas y lagartos.

Su ultimo viaje fue por España, Portugal, Moldavia, Montenegro, Siria y Turquía.

Holman fue miembro de la Royal Society y de la Sociedad linneana de Londres. Charles Darwin, en su libro el Viaje del Beagle, cita los escritos de Holman como una fuente de la flora del Océano Indico. Darwin también decía que James Holman veía con los pies, que sus descripciones del mundo eran maravillosas.

Los siete libros que dedicó a contar sus viajes prestan poca atención a su ceguera y prácticamente cuenta las cosas como si las viese y sólo se lamenta una vez: “A menudo, en lo alto de las cumbres y al atravesar los bosques impenetrables, se me llenaban los ojos de lágrimas. Lo que me emocionaba no era pensar que no podía ver aquello, sino comprender que nunca llegaría a describir con exactitud […] todos los sentimientos que me invadían ante tanta grandiosidad y belleza”.

Justo una semana después de terminar su autobiografía murió en Londres el 29 de julio de 1857. Este último trabajo nunca fue publicado, y probablemente este desaparecido para siempre.

En 2006 James Roberts publico una biografía de el viajero ciego. El libro: A Sense of the World, How a Blind Man became History's Greatest Traveler, (Un sentido del Mundo: Cómo un ciego se convirtió en el mayor viajero de la historia) fue considerado uno de los mejores libros editados en 2006.

+Info: A sense World

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha encantado. Meneada.