Fantástico documental realizado con motivo de la exposición retrospectiva en el MoMA de Nueva York, sobre Marina Abramović. Un filme que hace repaso a la carrera de "la abuela del arte de la performance", como ella misma se denomina. Polémica artista que durante mas de cuarenta años y utilizando su propio cuerpo como medio de expresión ha redefinido lo que se conoce como arte.
Sobrina-nieta de un santo de la iglesia Ortodoxa Serbia, Marina nació en Belgrado en el seno de una estricta familia de héroes partisanos. A los 18 años sufrió el abandono de su padre, momento en el que su madre al más puro estilo militar, tomó el control de su vida. Un control férreo que llegó incluso a no permitirla salir de casa después de las 10 de la noche hasta que tuvo 29 años. Época en la que Marina compaginaba los estudios de Bellas Artes con peligrosas performances, donde se cortaba, azotaba y quemaba jugándose la vida. Eso si, siempre antes de las 10.
Cumplidos los 30 abandona Serbia y se traslada a Amsterdam. Allí conoce a Ulay, el que será el amor de su vida y gran colaborador. Un momento clave en su carrera que terminó tras varios años de intensa relación en 1988 con una última perfomance. Cada uno recorrió la Muralla China desde un extremo para encontrarse en el centro, darse un abrazo y así poner fin a la relación.
El emocionante recuentro se produciría años más tarde delante de un público que les observaba, instante que también recoge este documental.
Ahora tras finalizar la retrospectiva en el MoMA en la que estuvo sentada en una silla tres meses (en el horario que permanecía abierto el museo) donde estaba expuesta al publico que abarrotaba la sala. Marina esta embarcada en un nuevo proyecto al que denomina Método Abramović. Técnica inventada por la propia Marina, que "mejora la experiencia en la percepción de la realidad física, así como de los procesos mentales". Curioso método al que se ha sometido recientemente Lady Gaga.
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