4 de abril de 2014

Pablo Novak, el último habitante de Villa Epecuén


La madrugada del 10 de noviembre de 1985 se rompió el dique que protegía Villa Epecuén, de la laguna salada que la rodeaba.



Una inundación que dejo sumergido el pueblo bajo 4 metros de agua y que provocó la huida de sus 1500 habitantes.


Pintoresca villa turística, de la Provincia de Buenos Aires (Argentina), que en su mejor época era el lugar de veraneo de hasta 25.000 turistas, muchos de ellos judíos. Veraneantes que venían atraídos por las propiedades curativas de sus aguas, cuyo grado de salinidad es similar a las del Mar Muerto.

Una villa de lujo que llegó a tener 185 hoteles y cuyas calles ya en 1993 quedaron anegadas bajo más de 10 metros de agua.




Ahora el color mortecino del salitre cubre las cientos de casas en ruinas y las avenidas con árboles secos por donde sólo pasea un único habitante.


Todos se fueron excepto uno, Pablo Novak, el protagonista de esta historia.


Casi 30 años después, Pablo vive en esta atlántida moderna que ahora parece resurgir de las aguas. En los últimos 10 años debido a las fuertes sequías el agua ha retrocedido y pronto todas las ruinas saldrán a la superficie.

Todo lo que queda ahora se ha convertido en la casa de Pablo, y un lugar para sus recuerdos.




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5 comentarios:

Unknown dijo...

Ví un documental del pueblo en INCAA tv, y quiciera saber quien se hace cargo de la administración de esas tierras y que pasa ( o pasará ) con ellas.Gracias

Unknown dijo...

Epecuén es parte de Adolfo Alsina, por lo tanto es administrado por Carhué, la cabecera del partido, que está a escasos kilómetros de allí! actualmente es un atractivo turístico, visitado por personas de todo el mundo

Unknown dijo...

El hombre indicado para morar lo que la naturaleza le nego.

Unknown dijo...

Dios Bendiga a Don Pablo,hombre sencillo y de una grandeza de espíritu sin límites,dueño y señor de su voluntad ,para llevar l
a vida que él elijio vivir.

Norberto dijo...

Dios lo conserve mas años a Don Pablo. Soy del norte de México, de Monterrey y gracias a un viaje de Luisito Comunica supe del protagonista de esta nota. He orado por el, no se porque pero creo que Dios me puso un cargo en orar por ese señor. Ojalá pronto alguien lo visite, alguien que lleve el gran mensaje para don Pablo.