Separados por la geografía y sus creencias, oprimidos por los talibanes, los hazara podrían ser la mayor esperanza de Afganistán.
Un hazara se oculta de los talibanes en una cueva en Bamiyán.
Este grupo descendiente de Genghis Khan, representa el 9% de la población de Afganistán, y desde hace mucho tiempo se les ha considerado como extranjeros en su propia tierra. En su mayoría son musulmanes chiitas que viven en un país mayoritariamente suní.
Desde el aire Hazarajat el lugar donde viven, en el centro de Afganistán, es un paisaje impresionante. Los cañones con tintes púrpuras alrededor de Bamiyán, las aguas azules del lago Band-e Amir, los picos de las montañas que surgen entre las nubes cerca de Waras.
Un pueblo perseguido, que sigue sin fiarse demasiado del gobierno central de Kabul, en manos de los pastunes. Un pueblo que paso al olvido, como volaron sus Budas de Bāmiyān . Dos monumentales estatuas destruidas con dinamita y tanques disparados por el odio talibán. Ahora esos colosos se reconstruyen igual que el pueblo hazara.
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