Lo primero que hacen es firmar con un rotulador indeleble la puerta de la habitación. Después de pasar un riguroso examen médico y desayunar -exactamente cuatro horas y media antes del despegue, los astronautas se ponen el traje Sokol, que será su única protección en caso de despresurización de la cabina durante el vuelo.
Luego hacen otro ritual tradicional, la declaración jurada. «Estamos preparados para volar y lo hacemos por voluntad propia, sin ninguna presión de nadie», tienen que repetir todos. Más tarde, recorren en autobús los 30 kilómetros que les separan del lugar del despegue.
A mitad del camino, en medio de la estepa, el autocar se detiene para que los astronautas puedan orinar y el conductor infle las ruedas. Igual que hizo Gagarin.
El ritual se considera imprescindible para el buen término de la misión
La fotografía que ilustra el artículo es la primera imagen captada de este ritual después de 40 años de lanzamientos espaciales.
Vía English Russia
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