26 de junio de 2009

La sombra del peregrino

Cada noche cuando llega la oscuridad una figura tenebrosa aparece en una de las plazas más bellas y concurridas de Santiago de Compostela. Es uno de los misterios mejor guardados de la plaza de A Quintana. En una esquina, la más próxima a Platerías, junto a la Puerta Real, una sombra espectral da forma a una figura de un extraño peregrino. Permanece allí hasta el amanecer protegida por las verjas.


Con su bordón calabaza incluida, su sombrero de ala ancha y oculto bajo su capa, aprovecha la sombra del pilote que protege el cable del pararrayos, para ocultarse de las miradas inoportunas y continuar con su triste y prolongado sino.


Tan singular efecto óptico suele pasar desapercibido porque se produce cuando la Basílica compostelana ya ha cerrado sus puertas y la afluencia de visitantes se limita a las terrazas de los establecimientos de hostelería de las proximidades.

Durante el día el peregrino desaparece.
Según cuenta una leyenda, la sombra pertenece a un sacerdote enamorado de una religiosa del convento de San Paio. Todas las noches se reunía con ella cruzando un pasadizo existente bajo la escalinata de la Quintana, que unía la Catedral al convento.

Después de algún tiempo el sacerdote propuso a la religiosa escaparse juntos para vivir su amor libremente. Se citaron al anochecer y el clérigo se disfrazó de peregrino para no llamar la atención. La esperó pacientemente, pero ella, nadie sabe por qué, no acudió a la cita. El nunca se ha resignado a la evidencia. Y desde entonces, al caer la noche, él sigue acudiendo puntualmente a la cita. Cada noche, todas las noches.

Praza da Quintana, Santiago de Compostela.  Foto Pepe Fernández.
La plaza de A Quintana (en gallego atrio delante de la puerta de la iglesia que suele servir de cementerio) se divide en dos niveles que a lo largo de la historia han recibido dos nombres. La Quintana de Vivos, que es el nivel más alto, y la de Mortos, el más bajo y amplio.

Foto Mais Grelos.

Éste último fue durante siglos cementerio público, de ahí su nombre, y un cementerio con enterramientos de no demasiada calidad. En un documentado estudio sobre el urbanismo compostelano en la época barroca, el profesor Andrés Rosende recoge algunas descripciones sobre el estado de estas tumbas que dan bastante más miedo que el espectro del peregrino.

A Quintana también fue lugar de juicios inquisitoriales, los llamados actos de fe. Por tanto la triste sombra también podría tratarse de un quemado en la hoguera.

Ver webcam en directo de la Praza da Quintana


Vía: 1, 2, 3, 4, 5 y 6

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5 comentarios:

padawan dijo...

Menudo efecto tan curioso, y una historia preciosa :)

eLzO dijo...

Gracias padawan, no suelo contestar a los comentarios(Por falta de tiempo). Se que eres uno de los asiduos del blog y quisiera con este agradecimiento representado en ti, agradeder a todos aquellos que comentais en Meridianos.


Muchas gracias a todos, sin vosotros hubiera dejado Meridianos hace mucho tiempo.

Salu2

Vitrubius Volante dijo...

¡Ey! Llevo tiempo suscrito a tu blog y esta vez has dado con algo que me toca de cerca, como estudiante de Historia coruñés en Santiago. Aquí hablamos de la sombra del monje, aunque no conocíamos ninguna historia en concreto (uno asume que es un monje porque no hay ningún motivo para que no lo sea, ¿no?). Es de las típicas cosas para turistas. ¿Quién podía predecir que la sombra de un pilote de piedra atraería tanto la curiosidad de la gente? En cuanto a las historias de la Quintana, son ciertas: la plaza, enfangada por la lluvia y otros líquidos, dejaba ver de vez en cuando los restos de los muertos. Y olía mal. Por eso se arregló, en siglos modernos.

¡Un blog genial, tío!

Suso dijo...

Hay que ver qué espesillo estoy esta tarde!!! Me ha costado un ratillo darme cuenta que "el peregrino" de las fotos es la sombra del pilote de piedra!!!

La verdad es que el efecto es genial, y bien cierto es que parece un peregrino "espectral"... aunque tú y yo sabemos que siempre hay una explicación racional, aunque no la sepamos ni la encontremos a simple vista, verdad?

Eso sí, disfruto como el que más escuchando las leyendas populares, jugando a creerme que son ciertas e imaginando que los acontecimientos sucedieron así, como nos lo cuentan los viejos del lugar...

Meneado!! Un abrazo, Elzo!!

Nuno André dijo...

En gallego "quintana" no significa "plaza". La quintana es la parte del atrio situada a la entrada de una iglesia (que suele servir como cementerio).