11 de junio de 2008

Biografía de una mano

A veces un detalle, un gesto, retratan mejor que nada la magnitud de algo que nos sobrepasa. Algo como el terremoto de China, con decenas de miles de víctima.

Por Juan José Millás

Esa mano, que se aferra a un bolígrafo como a un clavo ardiendo, se aferró en un tiempo remoto al tirante del sujetador o del camisón de una mujer, mientras la boca del recién nacido buscaba a ciegas un pezón. Más tarde, cuando su dueño braceaba satisfecho en el interior de la cuna, aleteó delante de sus ojos como un pájaro inexperto. Con ese pájaro exploró cada uno de los rincones de su ser, incluidas las remotas ingles, la boca húmeda, los misteriosos oídos. Ésa mano llevó consuelo al sexo, pan a la boca, caricias al novio, o a la novia.

Abrió grifos, puertas, encendió luces, reparó heridas, dibujó a dioses en el aire, batió huevos, cosió dobladillos, apagó fuegos, aplicó cremas. Tal vez pegó. Esa mano escribió dictados y anotó números de teléfono. Por ella pasaron monedas y billetes, telegramas y cartas.

Arrojó piedras, abrochó botones, sus dedos calcularon la profundidad de una arruga en la ropa, quizás en el cuerpo. Conoció el tacto del agua y del a tierra, el peso de un libro el de una taza de café. Sabía cosas que la cabeza de su dueño ignoraba, como el numero de teléfono de mama o la disposición de las letras en le teclado del ordenador. Esa mano con incrustaciones de cal, yeso, de polvo de ladrillo, y que posee escaras semejantes a las del mármol, como si tuviera vocación de estatua, fue hallada por el fotógrafo entre los escombros de un colegio de la ciudad de Mianzhu, en China, tras un terremoto de 7,8 grados de intensidad. Un notable alto, un notable de muerte que dejó a la mitad el ultimo capitulo de una historia sentimental conmovedora.


Articulo publicado en el País Semanal

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sucesos como este, provocan en el alma un desasosiego indescriptible con palabras. Son los fatídicos y trágicos toques de alerta que nos da la vida. Son el despertador macabro de una realidad de irreflexión y desconocimiento de la magnitud de lo que realmente tenemos y generalmente no valoramos como debiésemos, excepto cuando nos toca muy, muy de cerca algo terrible. Realidades como esta... te retuercen el corazón, tu cuerpo experimenta un remolino de sensaciones y de repente aunque solo sea por unos minutos se para todo a tu alrededor, tus emociones y sentimientos te hacen pensar.....

¡PERO POCO DURA¡ ¡QUE LÁSTIMA¡ QUE PRONTO OLVIDAMOS QUE A TODOS, SIN EXCEPCIÓN, NOS DIERON EL MISMO BILLETE DE IDA Y VUELTA.

¡Estupendo Elzo¡

Si a diario nos refrescaran la memoria de los sentimientos....Alomejor seríamos, aunque sólo fuese un poquito, mejor personas. Un saludo. Atenea.

eLzO dijo...

Gracias Atenea, tu comentario complementa la idea del articulo. Lo efimero, lo fragil e impredecible de la vida. Un beso diosa Atenea. Gracias por todo .