Orson Welles durante el rodaje de 'Campanadas a medianoche', junto a la muralla de Ávila. Foto Avilas |
– ¡Las cosas que hemos visto! – ¡Cuando oímos las campanadas a medianoche! Robert Shallow a su amigo John Falstaff, en la escena inicial de 'Campanadas a medianoche'. |
El director también habla sobre el exilio, el éxito en el espectáculo, analiza alguna de sus obras y cómo fueron recibidas por el público y la crítica. La entrevista recorre muchos puntos de su vida, la magia, el dinero, la fama, la crítica, el hogar que no encontraba. En un momento de la entrevista declara que le gustaría establecerse en España, concretamente en Ávila.
"Si pudiera elegir un lugar donde vivir sería España y en concreto Ávila. El clima es horrible, muy cálido en verano, muy frío en invierno. Es un lugar extraño y trágico. No sé por qué siento algo muy especial."El cariño que Welles tenía por las tierras abulenses venía dado por sus gentes, los paisajes y la comida. Tal vez influido por otro norteamericano Hemingway, también apasionado de estos parajes. El cual tras vivir un par de meses en la localidad de Barco de Ávila, se enamoró de la pesca de la trucha, de sus amables gentes y de sus asados.
Un lugar donde considero fijar su residencia española. La experiencia le marco tan profundamente, que dos décadas después un emocionado Hemingway confesaba: "Procedo de Barco de Ávila, Cooke City, Montana..."
Vas caminando por Ávila y ves a Orson Welles en el rodaje de Campanadas a Medianoche. Foto Avilas |
Orson Welles muleta en mano dando ordenes en el rodaje de Campanadas a Medianoche. Foto Avilas |
'Campanadas a medianoche' y 'Por quién doblan las campanas' obras de Welles y Hemingway respectivamente no solo tienen en común el instrumento musical originario de Campania, en Italia, donde se usó por primera vez, sino que ademas muestran su pasión por Ávila.
Orson Welles fumando un puro y vestido de John Falstaff frente a las murallas de Ávila. Foto Avilas |
Un amor por Ávila que quedo reflejado en el rodaje en esta ciudad castellana, de la que fue su película favorita, 'Campanadas a medianoche': "Aquella que ofrecería para entrar en el cielo, la menos fallida. La que mas se aproxima a lo que intente hacer".
El rodaje de esta adaptación de varias obras de Shakespeare, fue una locura. Empezaron en octubre de 1964 y las 12 semanas previstas se convirtieron en seis meses.
Welles filmó por media España, y solo él y Kevin Baxter —el príncipe Hal— estuvieron de inicio a fin. "Es extraordinaria su capacidad como director de cine. Desmontaba las secuencias en su cabeza, filmaba planos en cinco sitios distintos y luego los encajaba en el montaje. Me volví loco con la secuencia en la que el nuevo rey acude a ver a Falstaff y le destierra. Empieza en Ávila, entra en Cardona (Barcelona) y de repente se gira y eso está filmado en Medinaceli." asegura Esteve Riambau, director de la Filmoteca de Catalunya y uno de los mayores expertos sobre Welles.
Sirva esta entrada como homenaje hoy, en el centenario de su nacimiento a uno de los directores más influyentes de la historia del cine. Un autor que rodó su primera película sin saber apenas nada de cine y le salió una obra maestra. Que reinventó la gramática cinematográfica con su ópera prima, 'Ciudadano Kane', y que pasó el resto de su vida tratando de obtener la libertad creativa de la que disfrutó en su título de debut.
Y como dice el juez maese Shallow a su amigo John Falstaff, al inicio de 'Campanadas a medianoche' mientras se dirigen a la taberna La cabeza del jabalí, en Eastcheap (Londres) atravesando un paisaje nevado, escondido en la Casa de Campo madrileña: ¡Las cosas que hemos visto!... gracias a Orson Welles.
Vía 1, 2, 3, 4 y 5
Actualización 3 de junio de 2015:
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Actualización 27 de noviembre de 2015:
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2 comentarios:
Mientras residió en Ávila, lo hizo en una vivienda de la Plazuela de la Fruta, en el edificio donde hoy está el restaurante.
Esa casa, quizá fuera propiedad de Emiliano Piedra, o, tal vez, sólo la alquiló para Donorzo, como le llamaban en Andalucía.
En Ronda tanto Welles como Hemingway están presentes en el callejero en los lugares más privilegiados. Esto hace que vayan por allí turistas amantes de tabernas, con ligero sobrepeso, que suelen dejar bastantes divisas. Esperemos que el Ayuntamiento de Ávila conceda ese honor a Welles y a otra gentes más del terreno como Enrique Rodríguez-Solís, José Somoza y Muñoz o Manuel Ciges Aparicio.
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