James Gandolfini se ha muerto ayer en Roma de un infarto de corazón. Se ha ido por sorpresa en un fundido a negro repentino, mientras sonaba de fondo «Don't Stop Believin'» de Journey como en el final de la serie que le encumbro, 'Los Soprano':
Un gran actor que interpretó magistralmente al mafioso de mirada triste Tony Soprano, aquel gángster que nos enseño la ética de los negocios.
Aunque actor y personaje no se parecían en nada, James era culto y pacifista, el mismo se definía como un hombre modesto y obsesivo. Por el contrario Tony Soprano era violento y extravagante ambos han quedado fundidos para siempre en la misma persona.
Y para recordarlo aquí puedes ver un homenaje de sus amigos:
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