23 de junio de 2007

La verdadera historia de 300

La Batalla de las Termópilas (Compuertas termales o también puertas de fuego por los manantiales calientes que existen alli).Fue un importante escenario del conflicto entre las polis griegas, con Esparta y Atenas a la cabeza, contra el Imperio Persa en el 480 adC. En la que se basa el comic de Frank Miller y posteriormente la película 300.

Los griegos se parapetaron en Termópilas esperando al ejército persa, el paso era de unos 15 metros y la defensa estaba constituida por 7000 griegos entre los que se encontraban los 300 famosos espartanos.

Paso de las Termópilas. La línea de costa en tiempos de la batalla se encontraba donde ahora pasa la carretera, o incluso más cerca de las montañas.
En este lugar, el rey espartano Leónidas I situó a unos 300 soldados espartanos y 1.000 más de otras regiones. Al ver que los griegos no se asustaron por sus tropas , Jerjes envió a un emisario que les exija deponer las armas, a lo que Leonidas respondió con la que se convertiría en la frase más famosa de la historia militar:


O en griego Molōn labe que tambien podria traducirse, ¨Sobre mi cadaver¨.Tirando los emisarios a un pozo.

El ataque era comandado por el mismo Jerjes que contaba entre sus soldados un ejército que oscilaba entre los 250.000 y el millón de efectivos y a los 10 mil inmortales, el cuerpo de elite persa.
La primera batalla se libraría en un lugar llamado valle de las Termópilas, un angosto desfiladero de unos 12 metros de anchura (Actualmente más de un kilómetro debido a la erosión).Reforzado con el muro Focense de unos 2 metros de altura.

Desfiladero de Termópilas

Ruinas muro Focense
Fila tras fila los persas se estrellaron contra las lanzas y escudos espartanos sin que estos cedieran un centímetro. De esta forma, a pesar de la grave desventaja numérica, Leónidas y sus hombres se opusieron a las oleadas de soldados enemigos con un número mínimo de bajas, mientras que las pérdidas de Jerjes —aunque minúsculas en proporción a sus fuerzas— suponían un golpe para la moral de sus tropas. Durante las noches, Leónidas solía decirles a sus hombres:

«Jerjes tiene muchos hombres, pero ningún soldado».

Frustrado e impaciente, Jerjes envió al frente a sus diez mil Inmortales, su fuerza de élite, llamados así porque cada vez que un Inmortal caía, otro corría a reemplazarlo, manteniéndose en la cantidad fija de diez mil hombres. Sin embargo, los resultados fueron los mismos. Los persas morían a cientos, la moral del ejército decaía y los griegos no mostraban signos de cansancio. La batalla continuó de esta forma durante tres días. Fue entonces cuando Jerjes, abatido, recibió la ayuda que necesitaba.


Un griego llamado
Efialtes (que significa «pesadilla») ofreció mostrarle a Jerjes un paso alternativo que rodeaba el lugar donde estaba Leónidas para acabar con su resistencia de una vez por todas. Sin dudarlo, Jerjes envió un importante número de sus fuerzas por ese paso. Este paso se encontraba defendido por los focenses, pero al verse sorprendidos durante la noche por los persas, huyeron al primer contacto, sellando de esta manera la suerte de los defensores de las Termópilas.

Al despuntar el alba del cuarto día, Leónidas dijo a sus hombres:

«Tomad un buen desayuno, puesto que hoy cenaremos en el Hades».

Fue tal el ímpetu con el que los espartanos lucharon que Jerjes decidió abatirlos de lejos con sus arqueros para no seguir perdiendo hombres. Leónidas fue alcanzado por una flecha y los últimos espartanos murieron intentando recuperar su cuerpo para que no cayera en manos enemigas.

Según algunos historiadores, sólo sobrevivieron dos soldados espartanos de los que habían quedado en Las Termopilas, Alejandro y Antigono de Esparta, quienes vieron la muerte de su rey y tras la lluvia de flechas se escondieron bajo sus escudos para aparentar que estaban muertos. Alejandro, más tarde, fue uno de los mejores guerreros de Esparta, pero no se le recordó como a otros héroes. Tras las Termópilas combatió en Platea, otra vez contra los Persas. Allí murió, tras recibir cuatro flechas en el pecho.


Documental La última batalla de los 300, :



La hazaña fue recordada en una lápida conmemorativa escrita por el poeta Simónides y referida por Heródoto (VII 228), que deci así:

Ὦ ξεῖν’, ἀγγέλλειν Λακεδαιμονίοις ὅτι τῇδε
κείμεθα, τοῖς κείνων ῥήμασι πειθόμενοι
Extranjero, informa a los espartanos, que aquí
yacemos obedeciendo a sus preceptos

Monumento al rey Leónidas


Mas info:
Batalla de las Termópilas
Presentación en Flash de la batalla de las Termópilas (diario El País)
Battle of Thermopylae

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estupendo articulo, pero vamos a darle una disculpa a los focenses: Herodoto señala que estos estaban protegiendo el paso y cuando vieron venir a los persas en un número tan superior al suyo se subieron a un montículo para dar la batalla con alguna ventaja. Los persas al ver tan reducida fuerza (unos 1000 soldados) los despreciaron y siguieron hacia las Termópilas donde tomaron por la espalda a los espartanos.

En fin puede que huyeran, pero Herodoto no les acusa.

Un cordial saludo

Manuel