A principios del siglo XX, Duncan MacDougall médico estadounidense trató de medir el peso perdido por una persona durante la muerte. Las "cuidadosas" mediciones le sugirieron que el "alma" pesaba entre 15 y 30 gramos. Hoy en día, los científicos están tratando de sopesar la consciencia, pero, a pesar de muchos estudios, discusiones y el ingenio de generaciones, la neurociencia todavía lucha por definir qué es la consciencia.
Podemos, sin embargo, ahora tener una forma de medir si una persona es más consciente que otra. Steven Laureys ha estado trabajando con el equipo de Marcello Massimini en la Universidad de Milán para probar una manera de medir cómo el cerebro responde a la estimulación. En 32 personas sanas que estaban despiertas, fueron dormidas con anestesia, y se les aplicó un pulso electromagnético en el cuero cabelludo para observar la cascada resultante de la actividad cerebral.
Junto a ellos Giulio Tononi, de la Universidad de Wisconsin, Madison, quien ha pasado toda la vida en la búsqueda de la naturaleza de la consciencia, propone que esta se asocia con la capacidad del cerebro para integrar la información. Para el estudio con Laureys y Massimini, ideó una medida matemática para cuantificar la extensión y riqueza de esta respuesta a la estimulación.
La medida, que se llama Índice de Complejidad Perturbacional, ICP, se obtuvo mediante el 'zapping' del cerebro con un campo magnético usando una técnica no invasiva llamada estimulación magnética transcraneal (EMT) y después la grabación de la complejidad de la respuesta con electroencefalografía (EEG). Los investigadores comprobaron que los electroencefalogramas variaban con los sujetos dependiendo de su estado de consciencia.
En los voluntarios sanos el índice (ICP) fue alto durante la vigilia, pero se redujo en cerca de la mitad durante la inconsciencia inducida por la anestesia y en algunas etapas del sueño sin sueños. El índice también fue muy bajo para las personas diagnosticadas como vegetativas. Los pacientes con lesiones cerebrales que fueron diagnosticados con estados intermedios de consciencia o con síndrome de enclaustramiento se situaron entre los dos extremos.
Otros científicos están trabajando en enfoques relacionados, por ejemplo, perturbando el cerebro usando pitidos en lugar de un pulso magnético. En la actualidad estos otros enfoques sólo son fiables al comparar grupos de pacientes y no se puede mostrar de forma fiable si un individuo es consciente o no.
Medidas tales como el índice de complejidad perturbacional podrían ayudar a monitorizar pacientes durante una anestesia general, para asegurarse de que no recuperan la consciencia durante la cirugía. Pacientes vegetativos a veces pueden llegar a curarse con el tiempo y el índice podría revelar cuando sus mentes están en vías de recuperación. Cuando una persona en la fase tardía de la enfermedad de Alzheimer parece que no responde, que no tienen vida interior, una vez más, esta medida podría ser reveladora.
De hecho, puede mostrar en las personas normales como varía su grado de conciencia. Todos conocemos a alguien que se da cuenta antes de cuando un coche a girado en dirección contraria, personas que pareces más conscientes, capaces incluso de leer un libro y ver la televisión al mismo tiempo, sin olvidarse cuándo han de sacar la cena del horno.
*Esta historia de Roger Highfield apareció por primera vez en Mosaic, "A measure of consciousness" publicada con licencia Creative Commons (CC BY 4.0) basándose en el paper: A Theoretically Based Index of Consciousness Independent of Sensory Processing and Behavior de Laureys, Tononi y compañía.
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