14 de mayo de 2008

El ángel del Gueto de Varsovia

En plena II Guerra Mundial, durante la ocupación de Polonia, una mujer le plantó cara a los nazis y logró salvar a 2.500 niños judíos. Ni la Gestapo ni sus torturas consiguieron que Irena Sendler desvelara dónde estaban los pequeños.




La historia de Irena Sendler está repleta de heroísmo con proporciones casi míticas. Sin embargo, ha estado extraviada entre los pliegues del tiempo durante más de medio siglo. Desconocida y oculta de manera inexplicable para la mayoría de la gente, como un tesoro antiguo esperando a ser descubierto.


Durante años, la historia de la heroína polaca permaneció oculta, hasta que, en 1999, un grupo de estudiantes estadounidenses dieron con ella en una investigación sobre los héroes del Holocausto.

Cuando Irena caminaba por las calles del Gueto, llevaba un brazalete con la estrella de David, como signo de solidaridad y para no llamar la atención sobre sí misma. Pronto se puso en contacto con familias a las que ofreció llevar a sus hijos fuera del Gueto.

Pero no les podía dar garantías de éxito. Lo único seguro era que los niños morirían si permanecían en él. Muchas madres y abuelas eran reticentes a entregar a sus niños, algo absolutamente comprensible pero que resultó fatal para ellos. Algunas veces, cuando Irena o sus chicas volvían a visitar a las familias para intentar hacerles cambiar de opinión, se encontraban con que todos habían sido llevados al tren que los conduciría a los campos de la muerte.

A lo largo de un año y medio, hasta la evacuación del Gueto en el verano del 42, consiguió rescatar a más de 2.500 niños por distintos caminos: comenzó a sacarlos en ambulancias como víctimas de tifus, pero pronto se valió de todo tipo de subterfugios que sirvieran para esconderlos: sacos, cestos de basura, cajas de herramientas, cargamentos de mercancías, bolsas de patatas, ataúdes... en sus manos cualquier elemento se transformaba en una vía de escape.


Irena quería que un día pudieran recuperar sus verdaderos nombres, su identidad, sus historias personales y sus familias. Entonces ideó un archivo en el que registraba los nombres de los niños y sus nuevas identidades.

Los nazis supieron de sus actividades. El 20 de octubre de 1943, Irena Sendler fue detenida por la Gestapo y llevada a la infame prisión de Pawiak donde fue brutalmente torturada. Le rompieron los huesos de los pies y las piernas, pero no lograron que les revelase el paradero de los niños que había escondido ni la identidad de sus colaboradores.

Fue condenada a muerte, sentencia que nunca se cumplió porque, camino a la ejecución, un soldado alemán se la llevó para un "interrogatorio adicional". Al salir, le gritó en polaco "¡Corra!". Al día siguiente halló su nombre en la lista de los polacos ejecutados.

Desde entonces vivió en la clandestinidad y permaneció escondida hasta el final de la guerra, en la que continuó participando activamente en la resistencia.

En 1944, durante el Levantamiento de Varsovia, colocó sus listas en dos frascos de vidrio y los enterró en el jardín de su vecina para asegurarse de que llegarían a las manos indicadas si ella moría. Al finalizar la guerra, Irena misma los desenterró y le entregó las notas al doctor Adolfo Berman, el primer presidente del comité de salvamento de los judíos supervivientes.

Mientras, todos se preguntan cómo es posible que esta historia haya permanecido tantos años en el olvido y oculta, pese a las veces que se ha tratado el tema del Holocausto y de las personas que lo protagonizaron. Incluso sus amigas le recriminaban que nunca les contara nada sobre su heroísmo y sus azañas de juventud. Sin embargo, ella sonreia en su silla de ruedas, debido a las lesiones que arrastraba tras las torturas a las que fue sometida por la Gestapo y se enfadaba cuando alguien se atrevia a decir que era una heroína.

Sendler fue propuesta por Polonia para recibir el premio Nobel de la Paz en 2007, el cual fue entregado al estadounidense Al Gore.


Ha fallecido en Varsovia (Polonia) el pasado lunes 12 de mayo a los 98 años de edad.


“No se plantan semillas de comida. Se plantan semillas de bondades. Traten de hacer un círculo de bondades, éstas las rodearan y las harán crecer más y más”. Irena Sendler

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que pena que un politico que se vende con una bandera falza de preventor del calentamiento global, logró ganarle a esta HEROINA (con todas las palabras en mayuscula) el premio nobel.

Pero Irena seguro será mas recordada por los corazones de la gente quienes le daran su premio de vida.

Gracias por este documento.

Eliseo Ayala de México

Dufraine314 dijo...

Deberia darle vergüenza al vende humos del Al Gore...

Gracias por la reseña